sábado, 6 de marzo de 2010

Piano


Y está ahí, silencioso, distante. No habla para llamar la atención, existe.

La humildad no se le da. Su imponencia, lo estruendoso de sus partes, lo esbelto de su ser captura los ojos de cualquiera y las manos de seleccionados.

Y cuando habla, es bajo la más sensual persuasión, a través de las yemas del más osado. Lo hace con estricta elegancia, articula con propiedad, exigiendo que se muevan entrañas.

Aparenta clasismo, sugiere intelectualidad, espanta a los comunes...
…pero, en realidad, su voz es visceral.
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